Explicar a niños y niñas el concepto de ayudar a los demás es una tarea imprescindible en los primeros años de vida de los pequeños. Su porqué lo podemos encontrar en la necesidad de plantear, integrar e interiorizar valores humanos en su educación, que les permitirán, en el futuro, aportar actitudes y acciones positivas a la sociedad y vivir de una forma equilibrada y beneficiosa para ellos y el resto de los seres humanos de los que se verán rodeados a lo largo de sus vidas. No obstante, desde Ayuda en Acción somos conscientes de que la educación en valores y, en especial, algunos de los mismos, como la empatía o la solidaridad pueden resultar complejos a ciertas edades, por lo que encontrarás muchísimo material didáctico en constante crecimiento en nuestra biblioteca virtual sobre educación en valores. Hoy nos concentramos en el concepto de ayudar a los demás. ¿Empezamos? Los ejemplos son siempre el primer paso para que nuestros hijos entiendan un concepto complejo como ayudar a los demás, que engloba empatía, habilidades sociales, desarrollo personal y solidaridad, entre otras. Los cuentos para niños son una buena forma de iniciar este diálogo y plantear las conductas que queremos trabajar: podemos leer el cuento El espejo estropeado o La brujita dulce, que muestran valores como la bondad y la generosidad, fundamentales en la ayuda a terceros, y nos permitirán empezar a construir los puentes para futuros ejemplos, conversaciones y acciones con las que ir apoyando la enseñanza. En Guía infantil encontraremos también nueve historias sobre la generosidad y el valor de compartir que podemos recoger con una intención similar a las anteriores: El zorro y la cigüeña, Ricitos de oro, Los dos amigos... Pero como bien sabes no se aprende, simplemente, escuchando; se aprende haciendo. Por lo tanto, el paso siguiente es convertir el ayudar a los demás de la palabra a la acción, y hacerlo mediante las habilidades sociales positivas, que son: 1. Aprender a jugar con los demás: los niños aprenden mediante el juego, y el juego, para que sea divertido para todos sus participantes, tiene que integrar y ser una vía mediante la cual cooperar, colaborar y compartir. 2. Respetar y empatizar con los demás: si no hay respeto, difícilmente habrá juego; tu hijo o tu hija aprenderá rápido que el egoísmo le quita mucho más de lo que le aporta y que, si no se preocupa por los otros niños y niñas, tampoco se preocuparán de él. 3. Sentirse a gusto y expresar sentimientos, lo que facilita no solo la empatía, sino también muchas otras habilidades comunicativas y sociales que le ayudarán en el colegio y a lo largo de su vida. Ayudar a los demás empezará siempre a través del juego, que es verdadero motor del aprendizaje para los más pequeños, y seguirá con las pequeñas acciones que pueden llevar a cabo o apoyar en la familia o en sociedad: de este modo, de los grupos de juego pasaremos a consumir con responsabilidad, a participar en eventos sociales o culturales que beneficien a todos, a donar aquella ropa y objetos que ya no utilizamos y a reutilizar, reducir y reciclar. A través de estos pequeños gestos fomentaremos actitudes cívicas y solidarias en nuestros hijos e hijas que servirán para que integren muchas de las enseñanzas de una forma práctica y entiendan, paulatinamente, los conceptos que hemos planteado con palabras, historias y ejemplos mediante acciones (empatía, solidaridad, trabajo en equipo, ayudar a los demás…). Sin embargo, es muy importante que tengamos en cuenta que: 1. Los grupos de juego son una parte fundamental del aprendizaje, pero jamás deberíamos obligar a nuestros hijos a ser solidarios o a ayudar a los demás. Cualquier tipo de aprendizaje, y también la educación en valores, no puede llegar desde la imposición, que es exactamente lo contrario a la educación —desde Ayuda en Acción te recomendamos esta charla TEDx de Jorge y Demián Bucay sobre educar sin premios ni castigos—. Esto quiere decir que el niño debe aprender que compartir es algo natural y positivo para él, y lo hará a su debido tiempo: lo mismo ocurre con ayudar a los demás. 2. Los mejores incentivos para que un niño o una niña aprenda e integre el concepto de ayudar a los demás son motivar con palabras, fomentar el juego y aprovechar las situaciones en las que estas acciones pueden ocurrir. Y, sin embargo, no hay mejor modo de que tus hijos aprendan algo que siendo un ejemplo claro —un referente— de lo que deseas que aprendan. Todo lo anterior se complica mucho si nosotros no predicamos con el ejemplo: a tu hijo o a tu hija le va a costar entender por qué es bueno, generoso y genial ayudar a los demás si sus padres y modelos de referencia no lo hacen. En conclusión, participar activamente en la educación en valores de nuestros hijos es todavía más efectivo si lo hacemos desde el papel o la figura de referente. Todo lo anterior: consumir con responsabilidad, llevar a cabo labores de voluntariado, ayudar a las personas que lo necesitan, compartir como parte de nuestro día a día es la mejor forma de que los niños aprendan, porque ellos aprenden con el ejemplo. Así pues, si estás buscando opciones a través de las que explicar y enseñar a tus hijos a ayudar a los demás, recuerda que en Ayuda en Acción contamos con múltiples programas de ayuda que atienden a 19 países en cuatro continentes y que luchan contra la desigualdad, las injusticias y la pobreza, donde ponemos especial énfasis en la infancia y en los derechos de la mujer.
Explícale cómo ayudar a los demás con ejemplos
Explícale cómo ayudar a los demás con acciones
Enseñar con nuestras propias acciones
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