La violencia tiene muchas manifestaciones, ya sea física, sexual o emocional. Puede ser en el hogar, en las escuelas, en la comunidad, en los centros para inmigrantes, en orfanatos o en instituciones juveniles. Puede ocurrir durante los primeros años, la edad escolar o la adolescencia.
La violencia cotidiana viola los derechos de millones de niños, niñas y adolescentes, amenaza su supervivencia y bienestar y les impide desarrollar todo su potencial. La violencia deja consecuencias físicas y psicológicas, en muchos casos irreversibles, y limita el desarrollo y el crecimiento de los países de la región.